Pascal Baudry – La montagne en larmes

Mis dos estancias (invierno y verano de 1995) en el pueblo de Theth, en el corazón de Malësia e Madhe (“gran montaña”), me permitieron acercarme a la cultura de esta región. Theth se extiende por aldeas diseminadas a lo largo de un valle que serpentea a una altitud de 1.800 metros. Las estaciones marcan la vida y obra de los Malisores. Aquí la actividad económica es casi exclusivamente agrícola. Hombres, mujeres y niños sobreviven obligándose a hacer fructificar pequeñas parcelas de tierra, utilizando herramientas arcaicas, sacadas de la Edad Media. La ganadería ocupa un lugar preponderante. En verano, los rebaños de ovejas y cabras se unen a los mismos pastos de montaña durante una trashumancia que desplaza no sólo a los animales, sino también a familias enteras de agricultores que abandonan sus kulla (granjas fortificadas) en el valle hacia los rediles de altura.

Católicos en un país 70% musulmán, los habitantes de los Alpes del Norte vuelven a mostrar su fe, reprimida durante tanto tiempo. Enver Hoxha, en su delirio ideológico, declaró a Albania “el primer país ateo del mundo”. Otra tradición cultural renace de sus cenizas, el Kanun. La versión de esta ley consuetudinaria vigente en Theth es la conocida como Lek Dukagjin, considerada la más dura del país. Reducido con demasiada frecuencia a su expresión más espectacular, la ley de sangre o vendetta, el Kanun gobierna todas las relaciones sociales de la comunidad aldeana. El honor, la hospitalidad y el respeto a la palabra dada constituyen sus virtudes esenciales. Cualquier Malisore que infrinja una regla de los Kanun está expuesto a una venganza implacable.


Almudín, San Luis Beltrán 1, 46003 – València

El Almudín se convertirá durante unos meses en el Pabellón de las Naciones, una gran exposición fotográfica que ofrece una visión de la experiencia humana universal. Sus particularidades y semejanzas entre distintos países y culturas. Retratos, paisajes, costumbres, etc nos muestran la diversidad del ser humano.

El Almudín se construyó sobre el alcázar musulmán a principios del siglo XIV como lugar de almacenaje y venta de trigo. En origen tendría unas dimensiones más reducidas y se fue ampliando a lo largo de los siglos XV y XVI. El primitivo edificio tendría un patio central a cielo abierto y fue a principios del siglo XVII cuando se incorporó la cubierta, dándole la imagen de planta basilical que tiene en la actualidad.

El interior está decorado con pinturas murales al temple-cola de carácter popular alusivas a la entrada de trigo en la ciudad -históricamente una de las mayores preocupaciones de sus gobernantes-, así como representaciones de los santos patrones de los gremios que operaban en el comercio del grano.

Fue declarado monumento nacional en 1969.

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